El fútbol de la calle.Parte 2

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Nos quedábamos hablando en el artículo anterior sobre la ausencia de niños jugando en la calle o en el parque y podemos buscar varios "culpables" sobre este fenómeno: la saturación de deberes que los niños traen del colegio; las actividades extraescolares a las que son sometidos por la cantidad de horas que los padres trabajan, haciendo imposible ir a recogerlos a una hora prudente; la afición de los chavales en edad temprana a las tecnologías en forma de consolas, ordenadores o teléfonos móviles; la falta de seguridad que se respira en la sociedad actual, etc.

Todos estos y otros motivos provocan el vacío en los parques y pistas polideportivas, pero a su vez conllevan un aumento de inscripciones de niños en clubs y escuelas de fútbol. A nivel de confianza los padres estás tranquilos, pues los niños están en un recinto cerrado con monitores o entrenadores que los están controlando. A nivel formativo a mi me quedan muchas dudas, pues de todos es sabido que en el fútbol base hay muchas personas que no estás preparadas para trabajar con "algo" tan vulnerable como son los niños.

¿Y a nivel futbolístico? Respecto a ese nivel a mi también se me plantean muchos interrogantes. Desde que empecé a estudiar el año pasado he ido acumulando kilómetros para ir de campo en campo, observando como se trabaja en el fútbol base. Y he de reconocer que, en algunos casos, me he llevado sorpresas desagradables.

No voy a ser yo el que juzgue la metodología de tal club o escuela, pero sí tengo claro lo que no quiero para los chavales:

- No quiero niños presionados, que tengan miedo a dar un pase largo, a afrontar una situación de 1*1, a tirar a puerta,...

- No quiero niños-robots, que tienen que hacer todo lo que el entrenador les mande sin entender muchas veces el porqué de las cosas.

- No quiero niños desmotivados en los entrenamientos porque desde el momento en el que llegan ya saben lo que van a hacer en el campo. Ya tendrán tiempo en un futuro a vivir en base a unas rutinas.

- No quiero niños obligados a ganar a cualquier precio. Soy de los que piensa que en el fútbol se aprende mucho más con una derrota que con una victoria.

Por lo contrario:

- Quiero niños motivados, con ganas e ilusión y este clima tiene que generarlo el entrenador. Los niños son el reflejo de las actitudes del míster.

- Quiero niños inteligentes, que piense por si mismos, pero para ello debe existir un entrenador que les explique las causas y las consecuencias de las cosas que vayan ocurriendo.

-Quiero niños que tomen sus propias decisiones, que vayan descubriéndose y que se equivoquen una y otra vez. Para ello hace falta que el entrenador tenga una paciencia infinita, que es la cualidad fundamental para el fútbol base.

- En fin, quiero niños que se diviertan, pues éste es el fin último fundamental de los "futbolistas de la calle" de los que hablábamos. Aquí radica todo, en la diversión, pues sin ella sería imposible utilizar la expresión "JUGAR" al fútbol.

Todas estas son, a mi modo de entender, las premisas básicas para "importar" a los clubs y a las escuelas el denominado "fútbol de la calle", como nos pedía Fran Varela en aquella primera clase de Técnica. Sólo así, a través de ese fútbol de la calle, podremos sacar a relucir todo el talento que los niños llevan dentro.

En el fútbol profesional actual en el que impera el orden, el rigor táctico, la preparación física y los factores condicionales todavía hay jugadores que destacan por su talento, y casi todos tienen la misma procedencia: Sudamérica ¿Casualidad? Yo creo que no, simplemente FÚTBOL DE LA CALLE.












































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