Experiencias Personales
Fútbol Base
La Libreta Del Míster
El fútbol de la calle. Parte 1
julio 20, 2016
En el último artículo dedicado a la figura de Mágico González hice una descripción de él enumerando todas sus virtudes y resaltando una característica propia que lo diferenciaba de los demás futbolistas: Mágico era un jugador de la calle.
Todos hemos oído hablar alguna vez del "fútbol de la calle", pero yo no fui consciente de la importancia del término hasta el año pasado.
En Septiembre de 2015, en mi primera clase de Técnica (una de las asignaturas más importantes del curso) conozco a una persona que cambia totalmente la visión que yo tenía del fútbol hasta aquel entonces. Su nombre es Fran Varela, profesor de esa asignatura, además de entrenador en las categorías inferiores del Real Club Deportivo de La Coruña. Rápidamente me engancho a sus clases, pues siempre salgo de ellas con la sensación de que he aprendido algo nuevo y útil.
Veréis, cuando uno decide hacer el curso para obtener el título de entrenador, uno peca de soberbia al pensar que ya sabe mucho de fútbol porque lleva viendo y practicando este deporte toda su vida. Nada más lejos de la realidad.
Pues bien, en aquella primera clase, Fran nos hace una rápida introducción a la materia y nos incide una y otra vez en la imperiosa necesidad de "importar" el fútbol que se juega en la calle a los clubs y a las escuelas de fútbol. ¿Por qué? Porque es ahí, en la calle, en la plaza, en el patio del colegio donde se forja el talento de los futuros futbolistas.
Todos hemos sido niños y todos hemos jugado en la calle. Sin embargo nuestro "estirón futbolístico" lo hemos dado en tal o cual equipo. Esto es lo que nos lleva al error de pensar que hemos aprendido a jugar al fútbol en ese equipo. Queridos lectores, no podemos olvidarnos de que para dar ese estirón hemos tenido que adquirir una base y ésta se encuentra en la calle. Nadie puede correr sin aprender a caminar anteriormente.
Al jugar en la calle el niño aprende a proteger el balón para que no se lo roben, aprende a conducir más rápido que los demás para ir hacia la portería rival, aprende a utilizar su cuerpo para fintar y regatear (adquiriendo un alto grado de coordinación), aprende a controlar balones divididos, aprende a pasar el balón a compañeros que se encuentran en una mejor situación, aprende a tirar a puerta y a golpear de cabeza, aprende a desprenderse del marcaje de un rival utilizando un pase a la pared de una casa, aprende a hacer una entrada, una carga o un tackle...Todos estos y muchos más son conocimientos que el niño va adquiriendo a base de horas y con la fórmula ensayo-error. El niño va descubriendo lo que hace bien, lo que necesita mejorar, lo que funciona y lo que no, va conociendo sus límites. Y lo mejor de todo es que el niño aprende sin darse cuenta, pues él juega en la calle con el único objetivo de divertirse con sus amigos.
En la actualidad el problema que tenemos es que por diferentes motivos ya no hay niños jugando en la calle o en el parque. Muy raras veces vemos a un grupo de chavales eligiendo compañeros e improvisando porterías. Incluso las instalaciones deportivas públicas que en un pasado estaban llenas de niños esperando para poder "entrar", ahora están vacías y sólo quedan recuerdos de un pasado mejor.
Por aquel pasado y este presente que nos toca vivir, yo soy uno de esos locos nostálgicos que se tiene que parar para observar esa "pachanga" improvisada que rara vez se forma debajo de mi casa, porque pagaría lo que fuera para poder ser uno de esos niños, pues no hay nada más bonito que ganar el partido con tus amigos.
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