¿Qué fue de aquellos trofeos de verano?

Vaya como preaviso que este artículo lo escribo desde un punto de vista de aficionado, más que como entrenador. Podéis llamarme un ...




Vaya como preaviso que este artículo lo escribo desde un punto de vista de aficionado, más que como entrenador. Podéis llamarme un romántico del fútbol, pero considero que hay momentos que los tiempos modernos nos han arrebatado y me gustaría volver a recordarlos con todos vosotros.


Para los que nos gusta el fútbol, el verano es una época bonita para disfrutar de las vacaciones y de la familia, pero puede llegar a ser muy larga por la falta de partidos los sábados y domingos. Después de 10 meses viendo fútbol todos los fines de semana, se hace extraño poder vivir sin ese cosquilleo.

En plena época de pretemporada, los aficionados nos aliviábamos nuestras ansias de fútbol con los torneos de verano. Unos eran más importantes que otros, pero yo personalmente tenía 3 citas ineludibles:

-Trofeo Teresa Herrera

-Trofeo Ramón de Carranza

-Trofeo Colombino

Los dos últimos los seguía por televisión y el primero tuve la suerte de vivirlo en la grada durante muchos años. El Teresa Herrera nació allá por el año 1946 con fines benéficos para recaudar fondos para los más desfavorecidos. Es considerado el decano de los trofeos de verano disputados en España.

Tengo muy buenos recuerdos de ir con mi padre a la grada de Riazor y poder disfrutar de los mejores equipos europeos y americanos. Cuando yo empecé a ir al campo el trofeo duraba 3 días, disputándose las semifinales los dos primeros días y el partido de consolación y la final el último día.

A Coruña, en temporada de fiestas en Agosto, aguardaba la llegada de la fecha del Torneo impaciente año tras año. Toda la ciudad se volcaba con el evento y vivíamos por y para el fútbol esos días. Los entrenamientos de los equipos estaban abarrotados de aficionados, igual que los hoteles de concentración y por supuesto el estadio.

Eran días de bocadillos gigantes, de empanadas y botas de vino para disfrutar con la familia y los amigos. Hasta guardo el recuerdo de ver aficionados comiendo marisco en las gradas mientras se disputaba la última jornada del Trofeo. Eran días de fiesta.

Los equipos querían venir a jugar el Torneo y se comprometían a alinear a sus mejores jugadores. Muchos grandes fichajes debutaban con sus equipos en el Teresa Herrera, y el espactáculo estaba asegurado.

Personalmente recuerdo partidos épicos como aquella final de 1992 entre el Sao Paulo (campeón de la Copa Libertadores) y el F.C. Barcelona (campeón de la Copa de Europa), precedente de la final de la Copa Intercontinental, que se disputaría en Tokio meses más tarde. El equipo brasileño traía jugadores de la talla de Rogerio, Raí o Dinho para enfrentarse a los Koeman, Romario o Stoichkov. El Sao Paulo le pasó literalmente por encima al equipo español en juego y en resultado en aquella final (4-1).


Recuerdo otra final espectacular en 1996 entre el Botafogo y la Juventus de Vieri, Del Piero y Deschamps, con un resultado inédito (4-4) después de la prórroga. Finalmente el Botafogo se llevó el Trofeo tras la tanda de penaltis. Esta final es también recordada porque los jugadores del equipo brasileño tuvieron que jugar ese partido con la camiseta del equipo anfitrión (R.C. Deportivo) por problemas logísticos.

Al margen de estos partidos históricos, mi padre siempre me decía que gracias al Teresa Herrera tuvo la posibilidad de ver en directo a jugadores como Pelé, Garrincha, Eusebio, Di Stéfano o Cruyff. Por las historias que me contaba mi padre y por mis vivencias propias siempre recordaré con gran cariño este Torneo.

Hoy en día he de confesar que no veo ninguno de los 3 grandes trofeos veraniegos españoles. El mundo ha cambiado, y el fútbol con él. Ahora los formatos han variado, los partidos los disputan equipos de mucho menos nivel y los carteles tienen menos prestigio.

La mala gestión de los trofeos en unos casos y los intereses económicos en otros han provocado que estos torneos sean partidos amistosos con muy poco interés. Hoy en día los equipos grandes hacen giras por América o Asia, con el fin de recaudar dinero y vender miles de camisetas. Un paso hacia delante para los clubs y un paso hacia atrás para los aficionados nostálgicos como yo.

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