La resurrección del talento. Parte 2

Hace unos días, en la primera parte del artículo "La resurrección del talento", estudiamos la historia de un gran jugador a...



Hace unos días, en la primera parte del artículo "La resurrección del talento", estudiamos la historia de un gran jugador al que el fútbol le dio una segunda oportunidad: Ryan Babel. Hoy os traigo dos ejemplos similares a los del jugador holandés. Me refiero a los futbolistas Kevin-Prince Boateng y Nasri.

Los tres futbolistas, nacidos con apenas seis meses de diferencia, cumplieron o están a punto de cumplir los 30 años, una edad considerable para la vida en el fútbol. Cuando uno piensa en un jugador de esta edad se imagina en un deportista estable, consolidado, en una etapa perfecta para hacer grandes cosas. Todo lo contrario a lo que estaba pasando con nuestros tres protagonistas.

Hay muchos estudios, con resultados muy diferentes, sobre cuál es la edad en la que el futbolista está en disposición de dar su mejor nivel. Unos hablan de los 26-27, otros de los 28-29. Científicamente la madurez condicional respecto a los factores de fuerza, velocidad o resistencia puede situarse en esa franja, pero la madurez emotivo-volitiva es un dato muy subjetivo y personal y los ejemplos los tenemos al estudiar estos tres casos.

Otro día hablaremos de la influencia de la edad relativa en el fútbol, que es un aspecto a tener muy en cuenta. En los casos de Boateng y de Nasri (nacidos en el primer semestre) se cumplen las condiciones "normales", pero llama la atención el caso de Babel, nacido en el mes de Diciembre. Pero como digo, este tema merece un artículo aparte.

De los tres futbolistas a los que nos referimos en estos artículos hay uno que personifica a la perfección los problemas de disciplina a los que estamos tan acostumbrados en el fútbol actual. Él es Kevin-Prince Boateng. A pesar de su nacionalidad alemana (nació en Berlín) su participación en los dos últimos Mundiales fue con la selección de Ghana, después de que fuera expulsado de la selección sub-21 de Alemania en su momento. Bueno hay que decir que en el último Mundial de Brasil también fue expulsado de la selección africana por motivos disciplinarios.

Ésta ha sido la tónica dominante de Boateng durante toda su carrera. Ha ido de club en club durante todos estos años y da la impresión de que en ninguno se ha sentido cómodo, saliendo muchas veces por la puerta de atrás. Lo han acogido en Alemania (Hertha y Shalke 04), Inglaterra (Tottenham y Portsmouth) e Italia (en sus dos etapas en el Milan). En todos estos equipos ha dejado "chispazos" de lo buen jugador que es, haciendo partidos memorables y goles importantes. Dicen que lo más difícil no es llegar sino mantenerse, y el ejemplo más claro lo tenemos en él. En estos clubs europeos tan importantes los "chispazos" no bastan. Se requiere una continuidad y Boateng no ha sido capaz de ofrecerla. Mal asunto cuando se habla más de la vida personal que de la vida profesional de un jugador.

Así es como este verano pasado Boateng se encuentra sin equipo y la U.D. Las Palmas, en un ejercicio de fe, lo convence para fichar. Pero como la fe tiene un límite, el club acuerda con él un contrato de un año solamente (ampliable otro año más, dependiendo de su rendimiento). Pues bien, a día de hoy la isla esta encantada con el jugador. Del mismo modo que ocurrió con Babel en A Coruña, parece que Boateng encontró su sitio en un momento de plena madurez. A pesar de que sigue siendo un jugador irregular, parece que Quique Setién ha logrado dar con la tecla para que el ghanés dé su mejor versión. Por fin se habla más del Boateng jugador que del Boateng persona.


Otro caso similar de futbolista que ha resurgido en los últimos meses es el de Nasri. A pesar de los rumores que lo han acompañado estas Navidades pasadas (posible escándalo sexual y posible caso de dopaje en Estados Unidos) el jugador francés está destacando esta temporada por su recuperación física y mental, que lo está llevando a ofrecer su mejor versión en el campo. Confieso que soy un admirador de este jugador desde su etapa en el Olympique de Marsella. Su posterior paso por la Premier League no ha hecho más que hacerle madurar y crecer como futbolista. Sin embargo su último año en el Manchester City (con lesiones incluidas) habían lastrado la moral y el rendimeinto del jugador.

Nasri necesitaba un proyecto nuevo este año. Necesitaba empezar de cero y volver a sentirse importante. El Sevilla ha sido el equipo que le ha dado la oportunidad. Igual que en los casos de Babel y Boateng, su paso por la Liga será breve (cesión sin opción de compra). Respecto a su juego, creo que Nasri ha encontrado al equipo ideal y al entrenador ideal. Bajo las órdenes de Sampaoli se está viendo la mejor versión del jugador francés. Él es el encargado de dirigir la orquesta. Yo pienso que hay dos Sevillas diferentes: uno con Nasri y otro sin Nasri. Todo resulta más fácil cuando él está jugando. En esa franja de 3/4 de campo es cuando se aprecian los buenos jugadores. Dónde a todos se les apaga la luz y se les hace de noche, él enciende la bombilla y encuentra la mejor solución para el momento.

A su alto nivel de velocidad, habilidad o golpeo (todavía no sé si es diestro o zurdo) hay que sumarle ahora su mayor fortaleza y su gran despliegue físico, características que lo convierten en un jugador muy completo a nivel ofensivo y defensivo. Encargado de ejecutar todo el balón parado del equipo, la toma de decisiones del jugador tiene un alto porcentaje de acierto. Sus números de goles y asistencias serán discretos este año, pero está ayudando a hacer mejores a sus compañeros y eso se está viendo reflejado en los resultados (su equipo es segundo en la Liga, sólo superado por el Real Madrid).

Babel, Boateng y Nasri. Tres jugadores "olvidados" a los que la Liga española les ha dado una segunda oportunidad. A pesar de su glorioso pasado, los tres han entendido que éste era el mejor momento para dar un "paso atrás" con el fin de coger impulso. Los tres están ofreciendo lo mejor que llevan dentro, De talento van sobrados. Sólo les faltaba confianza para volver a sentirse futbolistas, futbolistas importantes.

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