La resurrección del talento. Parte 1

A principios de Septiembre jugaba el Deportivo en Riazor su tercer partido de Liga contra el Athletic de Bilbao. Debutaba como pareja...



A principios de Septiembre jugaba el Deportivo en Riazor su tercer partido de Liga contra el Athletic de Bilbao. Debutaba como pareja de Andone el delantero gallego Joselu, fichado a última hora como relevo del coruñés Lucas Pérez, cuyo traspaso se había concretado en verano por el Arsenal inglés. El partido arranca con un buen ritmo y el nuevo transmite buenas sensaciones, hasta que en el minuto 20 una dura entrada de Raúl García lo lesiona en la rodilla (esguince del ligamento lateral interno). El jugador será baja durante unos meses.

El club busca solucionar el problema y encuentra a un jugador para sustituir al sustituto de Lucas. Su nombre es Ryan Babel. Cuando el club anuncia su fichaje tengo que buscar en el ordenador sus referencias. Recuerdo que hace años había un Babel en el Liverpool, un jugador muy fuerte y rápido que acostumbraba a jugar por banda izquierda. ¡Es el mismo Babel!

¿Qué había sido de aquel chico? Al indagar en Internet veo que tras su paso por Anfield se enrola (por orden cronológico) dos temporadas en el Hoffenheim, una en el Ajax (donde había debutado años atrás), dos temporadas en el Kasimpasa turco y una en el Al-Ain árabe. Cuando el Dépor se interesa, el jugador está sin equipo, en el paro. Al enterarme de este dato y repasando su decadente carrera (con números muy discretos) mi ilusión del fichaje se vino abajo. Menos mal que el club  solamente acordó con él un contrato hasta final de año.

Mi desilusión creció en el siguiente partido en Coruña contra el Leganés. En este encuentro lo veo debutar y cada vez que el jugador toca el balón se mezcla en el estadio un ruido entre el murmullo y  la risa. Babel esta pasado de peso y muy lejos de ser jugador de Primera División. La mejor noticia es que él sabe que no está bien y sabe a qué tiene que jugar. No se complica mucho. Control y pase. Verlo hacer un sprint daña la vista. En este momento ninguno dábamos nada por él, y menos acabando el contrato el 31 de Diciembre.

El 1 de Octubre se juega en Coruña un importante Deportivo-Sporting. Tras el empate del conjunto asturiano mediado el segundo tiempo, Babel entra al campo. A pesar de notar cierta mejoría, todavía está lejos de ser un buen futbolista. Sin embargo, un tiro suyo desde fuera del área en el minuto 91 le da al Dépor una victoria con la que ya no contaba. El jugador ya había aportado más de lo que nos habríamos imaginado.

Este partido marca un antes y un después en el futuro del jugador holandés. Día a día va cogiendo la forma y goza de más minutos y más protagonismo. Cosas que no había podido hacer en su debut van saliendo poco a poco a la luz. Este chico tiene, detrás de esos kilos de más, mucho talento. Es rápido, habilidoso con las dos piernas, gana casi todos los balones divididos, tiene un gran golpeo y, por encima de todas las cosas, es un jugador muy inteligente. Su cabeza va más rápido que la de sus compañeros y rivales. Es por ello que siempre se anticipa a lo que va a suceder. Son muy pocos los que saben leer bien el juego y él lo hace a la perfección. Está un escalón por encima del resto de jugadores del equipo.

Así fue como el tiempo le dio la razón al jugador y nos la quitó a todos los que dudamos de él cuando fichó, incluido el club. Nadie se imaginó que alcanzase ese nivel en tan poco tiempo, hasta el punto de convertirse en indiscutible en las alineaciones del míster. Sólo jugó 12 partidos con el Dépor, pero su influencia en el juego (5 goles) y en la mejoría del equipo fue espectacular. Babel había sido recuperado para la causa.

Además de su buen hacer en el campo, el jugador se convirtió en un referente en el vestuario (todos sus compañeros y técnicos hablaban maravillas) y en la grada, a la cual se ganó a un ritmo vertiginoso. Ahora si, todos queríamos que Babel se quedase. El club intentó retenerlo, pero el jugador ya tenía otros planes y una buena oferta económica del Besiktas turco. Muchos lo han acusado, desde entonces, de ventajista, aprovechado, mercenario,... Yo sólo lo puedo tachar de gran jugador de fútbol. Al fin y al cabo, ¿qué hizo mal? Llegó a Coruña, trabajó duro para ponerse en forma, fue leal consigo mismo y con el club, aportó mucho al equipo y cumplió su contrato. Porque como decía un antiguo presidente de la entidad..."los contratos están para cumplirlos".

El caso Babel es el típico ejemplo de que el tiempo es una de las cosas más poderosas que existen en la vida, pues da y quita razones. También será el paso del tiempo el que juzgue si su decisión de volver a una liga menor, como la turca, es acertada o no. Yo soy de los que piensa que en el fútbol no todo es dinero, pero yo no soy Babel ni conozco sus circunstancias. Desde aquí me queda desearle suerte en su nueva aventura y darle las gracias por esos 12 partidos con el Dépor, porque fue un jugador que me hizo disfrutar y levantarme de mi butaca.

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