La fiesta del Mundial. Mis primeras citas

Un Mundial es lo máximo. Es la mayor fiesta para todos los que amamos el fútbol. El Mundial es alegría, salir a la calle, llenar terr...



Un Mundial es lo máximo. Es la mayor fiesta para todos los que amamos el fútbol. El Mundial es alegría, salir a la calle, llenar terrazas, colgar banderas en las ventanas. El Mundial es cerveza, vermut o combinado acompañado de un piscolabis, una buena comida o una buena cena. El Mundial es quedar con tus amigos para ver a tu selección y compartir con ellos los nervios, las alegrías y las penas.

El Mundial es completar los álbumes de cromos con las caras de jugadores que no viste en tu vida. Nombres coreanos, japoneses y senegaleses que es posible que no vuelvas a escuchar. Lo que si vas a escuchar una y otra vez son las canciones del Mundial: Shakira, Ricky Martin, Pitbull, Jennifer López,... En la radio del coche, en el supermercado o en la discoteca. En bucle una y otra vez hasta que te la sabes de memoria.

El Mundial es comprarse el balón oficial para jugar con los amigos en la calle. Cuando yo era niño y alguien aparecía con un Azteca o un Etrusco debajo del brazo se formaba el mejor de los partidos en la plaza. Jugabas durante horas con aquel balón sobre los adoquines y el esférico ni se inmutaba. Balones de otros tiempos. Hoy en día es complicado ver un Jabulani en el parque. Es el peaje de la vida moderna.

El Mundial también es adquirir algún souvenir de la mascota correspondiente, aunque hay que decir que desde Naranjito nada volvió a ser igual. Por supuesto el Mundial también es coleccionar los vasos de Coca-Cola y disfrutar de su anuncio correspondiente: "...para los altos, para los bajos; para los gordos, para los flacos,..." ¿Cómo olvidarlo?

El Mundial es el inicio del verano. Es meter en la mochila de la playa el bañador junto con la guía de todos los partidos para recordar que a las 17:00 se juega un interesante Nigeria-Islandia que no te puedes perder. Da igual lo que tengas planeado esas semanas. Una barbacoa con la familia, una escapada a una casa rural con tu pareja o las fiestas de tu pueblo. Todo puede esperar. Hay Mundial. Si los que están a tu lado te quieren te van a comprender. Es un mes cada 4 años. Que no fastidien.

En  mi caso no tengo problema. Mi entorno siempre ha respetado mi amor incondicional hacia los Mundiales. No lo comparten, pero no se entrometen. Ellos saben que estoy ahí, pero sólo me interrumpen por algo importante. De lo contrario es posible que les oiga pero no les escuche. Desde la tediosa ceremonia de apertura hasta que el campeón recoge la copa.

Mi pasado marca mi presente. Nací en 1981 en una ciudad que fue sede de partidos de Mundial sólo un año más tarde. Evidentemente no disfruté de España´82. Riazor acogió un Perú-Camerún (0-0), Polonia-Camerún (0-0) y Polonia-Perú (5-1). Algo muy discreto, pero para mi hubiese sido tocar el cielo. ¿Puede haber algo más bonito que ver un partido del Mundial en directo? Mi padre acudió a presenciar los 3 partidos y me contó años más tarde que el campo estaba al 50% de su capacidad. ¿Qué le pasaba a la gente? ¿Estaba tonta o qué?

Ya pasados unos años, cuando empecé a ser un poco consciente, llegó el Mundial de México´86. Recuerdo ver por la televisión el Bulgaria-Italia como partido inagural (antiguamente el campeón de la anterior edición abría el torneo) en un estadio Azteca con 100.000 personas en las gradas. Aquel Mundial pasó a la historia por un partido de cuartos de final. Más allá del tinte político que le queramos dar, Argentina le ganó el mano a mano a Inglaterra con dos goles del número 10. Un chico bajito y regordete se inventa la mano de Dios y el gol del siglo. Ese mismo chico que porta el brazalete de la albiceleste levantará días más tarde el trofeo. Acabo de descubrir a Diego Armando Maradona.


Tal fue el amor a primera vista que sentí por el pelusa que 4 años más tarde quería que volviese a levantar la copa del Mundo en el caso de que España no fuese capaz. Al final ni una cosa ni la otra. La primera en la frente ya me la llevé en el partido inagural. Una correosa Camerún le ganó 0-1 a la campeona con un gol que retumbó en la calle como si hubiese marcado el mismísimo Butragueño. No todo el mundo le tenía cariño al equipo de Maradona. En la selección africana jugaba mi portero favorito de la liga, Thomas N´Kono. Además Camerún tenía en sus filas a un delantero que pasaría a la historia por su longevidad, Roger Milla. Dicen que por aquel entonces tenía 38 años.

Tengo un buen recuerdo de Italia´90 aunque futbolísticamente no fue un torneo para recordar. Fue un Mundial con pocos goles en el que las defensas se impusieron. El ejemplo más claro lo tenemos en la anfitriona. Italia fue pasando rondas sin encajar un solo gol hasta que se encontró con Caniggia en las semifinales. Empate 1-1 y los azzurri eliminados sin perder un solo partido. La crudeza del fútbol en general y de los Mundiales en particular.

Éste es el Mundial del clásico Brasil-Argentina y los botellines de agua "envenenada". El Mundial de los silbidos al himno argentino. Es el último Mundial en el que Inglaterra llega tan lejos, hasta las semifinales concretamente. Es el Mundial en el que Alemania logra su tercer título con una camiseta que pasará a la historia como una de las más bonitas y con jugadores de la talla de Andreas Brehme, Thomas Hassler, Lothar Matthäus, Rudi Völler o Jürgen Klinsmann.


Señoras y señores tomen asiento. Llega el mejor Mundial de la historia. Al menos para mi. En un país con tan poca tradición futbolística como Estados Unidos se rompieron todas las previsiones. Fue un torneo novedoso: las victorias valían 3 puntos, se comenzaron a ver los "carritos" con las camillas, los jugadores llevaban impresos sus nombres en las camisetas,... Fue el Mundial de las sorpresas. Rumanía echando a Argentina en octavos de final, Bulgaria eliminando a Alemania en cuartos, Suecia jugando las semis ante Brasil. De locos.

Fue la copa del Mundo de los nombres propios: Milla jugando con 42 años, Oleg Salenko metiendo 5 goles en un partido, la expulsión por dopaje de Maradona, la celebración de Bebeto, Romario  y Mazinho acunando un bebé invisible, el codazo de Tasotti a Luis Enrique, las exhibiciones de Hristo Stoichkov, Dennis Bergkamp o Martin Dahlin y hasta el asesinato de Andrés Escobar por haber metido un gol en propia puerta. Pasamos de la racanería de Italia´90 al espectáculo de USA´94. Una pena que la final se tuviese que decidir a penaltis.

Francia´98. Fue el primer Mundial con 32 selecciones, debutando en el torneo países como Jamaica, Japón o Sudáfrica. Pero el debutante que pasará a la historia y del que todos fuimos un poco fans fue la Croacia de Suker, Prosinecki, Jarni, Vlaovic, etc. Pasaron la fase de grupos tras Argentina y en cuartos de final le endosaron un 3-0 a la siempre poderosa Alemania. Sólo la anfitriona les privó de llegar a la final.

Fue el Mundial de la decepción de España en la fase de grupos, de la expulsión de Beckham ante Argentina en octavos de final, de la inaguración del gol de oro (quien meta gana) en la prórroga del Francia-Paraguay. El campeonato finalizó con un desigual Francia-Brasil. La selección anfitriona llegaba por primera vez a una final y no desaprovechó la ocasión. Pasó por encima de la canarinha (3-0) en una exhibición de Zidane, Petit, Thuram y compañía. Un tiempo más tarde salió a la luz cierta información sobre los problemas de salud de Ronaldo en la noche previa a la gran cita. No sabemos a ciencia cierta lo que ocurrió pero es posible que todo aquello pasase factura al jugador que estaba llamado a tocar el cielo en aquel campeonato.

Dicen que el ser humano tiende a idealizar lo que vive en sus etapas de niñez y juventud. Yo no lo sé pero lo que tengo claro es que jamás olvidaré mis primeras citas con los Mundiales, los 4 últimos Mundiales del siglo XX. 

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