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Hasta luego Lucas
septiembre 16, 2016
Ayer saltó la bomba en A Coruña. Lucas Pérez, el buque insignia del R.C. Deportivo abandona el barco y se marcha al Arsenal, club que abonó la cláusula de rescisión de 20 millones de euros que figuraba en su contrato.
Quiero hablar sobre este tema porque está generando una gran controversia en la ciudad y veo que se está formando una corriente generalizada de movimiento "anti-Lucas". Y quiero abordar el asunto como abonado del club (26 años de socio) y seguidor del mismo, pero sin olvidarme de la visión del entrenador, de la junta directiva y del principal protagonista: el jugador.
Entiendo que la marcha del principal baluarte y mesías del equipo pueda suponer un disgusto a la afición deportivista. Todos nos temíamos que esto pudiera pasar tarde o temprano, y más después del verano de rumores que se focalizaban en el chico.
Lucas era considerado en A Coruña más que un jugador de fútbol. Era para la afición el hijo pródigo, el héroe capaz de mantener con vida al equipo dos temporadas seguidas. Porque sin querer restarle mérito al resto de jugadores, hay que reconocer que los pocos goles (pero importantes) de la primera campaña y los 17 goles de la segunda han sido vitales para poder estar hablando de un Dépor de Primera.
Lucas no ha tenido una vida fácil. Ni dentro ni fuera del terreno de juego. Sin oportunidades en su ciudad tuvo que coger las maletas muy joven y marcharse a buscarse la vida para defender su trabajo y lo que mejor sabía hacer: jugar al fútbol. Después de varios años en diferentes clubs españoles en categorías inferiores a la Primera División, le surge la oportunidad de irse a jugar a Ucrania. Allí crece como jugador y como persona. Pasa unos años duros muy lejos de su entrono y le toca vivir de cerca los problemas políticos, sociales y económicos del país.
En el año 2013 ficha por el PAOK de Grecia, donde se convierte en un ídolo para la hinchada, a pesar de sus discretos números: 10 goles en 50 partidos.
Tras esa temporada consigue el objetivo que venía persiguiendo desde niño, que no es otro que jugar en el equipo de su ciudad. Después de una cesión de un año y habiendo conseguido el objetivo de la permanencia, Lucas FUERZA su salida de Grecia para seguir jugando en casa. Y lo hace a pesar de saber que su ficha va a ser menor. Él sabe que aquí tiene una buena oportunidad para demostrar su valía como futbolista, como demuestra en la temporada 2015/2016. Es el primero en sudar la camiseta, en correr cada balón, en defender un escudo.
Hoy Coruña lo tacha de antideportivista, mercenario, pesetero e incluso de anticoruñés y me parece un chiste. Pensad una cosa. El futbolista profesional juega porque se divierte y porque ese es su trabajo. Un trabajo diferente, pero un trabajo al fin y al cabo. La profesión de futbolista es muy corta y Lucas lo único que ha hecho es querer progresar, como todos queremos hacer con nuestros empleos. A Lucas se le ha presentado una oportunidad irrechazable a nivel económico y deportivo y tiene que marcharse. La afición del Deportivo no puede ni debe ser egoísta ni injusto con un jugador que ha dado tanto en tan poco tiempo. Incluso en el primer partido de esta temporada me atrevo a decir que le dio los 3 puntos a su equipo con un gol y una asistencia.
Lucas, aunque ahora el enfado no os lo deje ver, fue, es y seguirá siendo deportivista pasen los años que pasen y juegue en el equipo que juegue. Él no ha traicionado a nadie. Él tenía una cláusula de 20 millones que han abonado íntegramente y su sueldo se duplicará (siempre según los medios). Y jugará la Champions. Y seguramente haga cosas muy importantes en la Premier, porque su fútbol se puede ajustar muy bien al estilo inglés.
Queridos lectores deportivistas, el fútbol no se acaba aquí. El club tiene 110 años de historia. Ha existido y seguirá existiendo sin Lucas Pérez. Nadie es imprescindible. Los jugadores vienen y van, pero el club permanece y su afición también.
Y para los que se quejan que la cantidad ingresada es insuficiente os aclaro que el contrato lo firmaron en su día todas las partes, incluido el club, que estuvo de acuerdo en dejar fijada esa cláusula de rescisión, una cifra nada despreciable para un club que lo está pasando mal en el ámbito económico. El ejemplo lo tenemos muy cerca. Este verano han pagado al R.C. Celta una cláusla de 18 millones por Nolito, jugador internacional que acaba de disputar la Eurocopa de Francia. Así que yo creo que el negocio del consejo de administración del Deportivo ha salido redondo y se estarán frotando las manos con la diferencia entre lo invertido y lo generado.
¿Y desde el punto de vista deportivo? Pues entiendo que para Garitano la noticia sea un palo, pero al mismo tiempo el reto que se le presenta ahora es muy bonito. Ya conocíamos al Dépor con Lucas. Ahora le toca al míster reaccionar y exprimirse la cabeza para buscar soluciones y lograr el objetivo sin el jugador franquicia. Al fin y al cabo esta es la labor contínua de un entrenador: buscar soluciones.
Para acabar, desde mi humilde blog quiero mandarle mucha fuerza y mucha suerte a Lucas Pérez en su nueva andadura. Algún amigo que tenemos en común me ha explicado alguna vez todo lo que ha peleado este jugador para llegar hasta el más alto nivel del fútbol profesional, y por fin el fútbol ha sido justo y lo ha recompensado. Y quién sabe, a lo mejor lo volveremos a tener en Riazor dentro de un tiempo y esto ya no es un "adiós", sino un "hasta luego".
2 comentarios
Totalmente deacuerdo, este chaval ha dejado claro en el campo que a Deportivista no le gana nadie.
ResponderEliminarYo creo que es así.Muy agradecido a Lucas y a ti por tu comentario.
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