Steven Gerrard, el último Red

El pasado jueves se hacía oficial. Steven Gerrard anunciaba su retirada del fútbol profesional desde Los Ángeles, aunque para mi Stev...



El pasado jueves se hacía oficial. Steven Gerrard anunciaba su retirada del fútbol profesional desde Los Ángeles, aunque para mi Stevie ya se había retirado unos cuantos meses atrás. Y lo había hecho en compañía de su mujer y de sus tres hijas en el campo que lo vio nacer y en el que debió de dejar el fútbol: Anfield Road. Esa imagen del capitán dando la vuelta al campo saludando a todos los seguidores del Liverpool debió de ser la última, pero él decidió continuar jugando un año y medio más en la provechosa liga norteamericana.

Sin entrar a valorar su decisión, tengo claro que desde Mayo de 2015 el fútbol quedó huérfano de uno de los mejores jugadores de los últimos tiempos. La imagen de Gerrard, sus vivencias, son lo que todos soñamos desde niños: crecer en tu ciudad y jugar algún día en el equipo del que eres aficionado. Debe ser increíble verse ahí abajo haciendo lo que más te gusta, jugar con y contra los mejores, mientras en la grada te animan tus familiares, tus vecinos, tus compañeros de instituto,...Toda esa gente que te vio crecer con un balón paga ahora una entrada para ir a verte jugar.

Si lo suyo fue un sueño hecho realidad, imaginaos si esto se consigue en un equipo con tanta historia como es el Liverpool, y en un campo con tantas leyendas como Anfield. Yo no soy seguidor del Liverpool, pero he de confesar que es un club al que le tengo mucho cariño. Hace más de 20 años les pedí a mis padres la camiseta del equipo de Robbie Fowler, y así fue como comencé mi extensa colección de zamarras. A día de hoy busco en Youtube el "You´ll never walk alone" cantado por los hinchas del equipo inglés y os prometo que la piel se me pone de gallina. Igual que cuando veo a los jugadores salir al campo por ese pequeño túnel y todos tocan o, mejor dicho, acarician ese cartel que anuncia: "This is Anfield". Igual que cuando escucho cantar un gol a los hinchas de la grada del fondo, "The Kop". Puede parecer que los goles suenan igual en todos los campos ingleses, pero yo creo que no, yo pienso que en ese fondo los goles se cantan con más fuerza que en ningún otro campo.

Es por todo ello por lo que mantengo la esperanza de poder ir allí algún día. Me da igual el rival y la competición, pero yo tengo que ir a ese campo antes de morirme. Si yo, que vivo a cientos de kilómetros, tengo este sentimiento, imaginaos por un momento lo que debe sentir un chico que nace a orillas del río Mersey.

Gerrard consiguió este sueño. Lo alcanzó y lo disfrutó durante muchos años. Debutó en Noviembre de 1998 con sólo 18 años. Y en 2003, con 23 años, ya era el capitán, el capitán más joven en la historia del Liverpool. Su carisma y capacidad de liderazgo en el campo siempre fueron evidentes. Marcado por un fuerte carácter que le hizo tener algún que otro encontronazo con rivales y compañeros, hoy todos se ponen de acuerdo para despedir a un señor. Porque él tenía claro que todo quedaba en el campo. Todo se debía de arreglar allí.

Gerrard fue el típico jugador que todo entrenador quiere tener. Siempre merodeando el mediocampo, sus labores cambiaban en función de su entrenador o del rival al que se enfrentase su equipo. Siempre en beneficio del grupo. En un mundo lleno de egos y de individualidades es muy complicado encontrar un jugador así.

Sacrificado en las ayudas a los compañeros en labores defensivas, fuerte en el cuerpo a cuerpo (a pesar de su apariencia endeble), siempre atento a las coberturas y vigilancias, Gerrard podría encarnar la figura de mediocentro que aporta equilibrio al equipo. Pero no. Él era mucho más que eso: tenía llegada. Era el típico mediocampista total, "box to box", determinante en las dos áreas. Porque si algo nos quedará en la memoria a todos los aficionados al fútbol pasados los años serán los espectaculares golpeos de Steven desde media y larga distancia.


Os voy a pedir un favor. Cuando veáis los vídeos de los goles de Gerrard fijaos siempre en su postura corporal. Es el ejemplo perfecto de adaptación, de una biomecánica precisa como un reloj. La mayor parte de los jugadores controlan el balón y después lo golpean. Stevie no. Él tenía la capacidad de rectificar en milésimas de segundo su posición y orientación en función de la velocidad y de la trayectoria del balón. Su objetivo: no perder tiempo en el control y sorprender a los porteros rivales. Resultado: 186 goles. Todos parecidos a primera vista, pero todos muy diferentes. Golpeaba con precisión con cualquier superficie del pie y le daba al balón la dirección y la velocidad adecuada para lograr su objetivo. La posición de la cadera, rodilla y tobillo es muy distinta en todos los golpeos, siempre en función del balón.

Otra cualidad muy explotada por Gerrard es la relacionada con el pase. Era un gran asistente. Su toma de decisiones en este sentido tiene un alto porcentaje de acierto. Sabía como nadie cuando tenía que imprimirle velocidad a la circulación del balón y cuando el juego requería pausa. Podías verle dando pases horizontales durante 30 segundos hasta que veía un espacio aprovechable a la espalda de la defensa y allí ponía el balón para la carrera de un compañero.

Todas estas cualidades le ayudaron a engrosar su palmarés. En él figuran varias F.A. CUP, Community Shield y Copas de la Liga. Su espina pendiente es no haber podido conseguir el título nacional más importante con su equipo: la Premier League.


Sin embargo consiguió dos títulos internacionales importantes en dos finales memorables. Es imposible olvidar aquel 5-4 en la final de la Copa de la Uefa ante el Alavés en el 2001. Como también es imposible olvidar aquella final de Champions de Estambul ante el Milan en 2005. Al descanso ganaban los italianos 3-0, pero los Reds igualaron al final de los 90 minutos y se llevaron la copa en la tanda de penaltis. Un apunte: en ambas finales fue determinante la actuación de Gerrard y en ambas consiguió marcar. Los grandes jugadores siempre aparecen en las grandes citas.

Esta semana se retira una leyenda del fútbol. Seguramente aprovechará el tiempo para descansar y disfrutar de la familia, pero estoy seguro que tarde o temprano ayudará a que el Liverpool no camine solo.

Artículos relacionados

0 comentarios

Flickr Images