Minuto 89 del clásico. Marcelo controla un balón y lo conduce hacia la banda, alejándose de la portería del Barcelona ante el acoso de Mascherano, Turan y Messi. No tiene apoyos cercanos pues sus compañeros están en el área esperando un centro. Lo que debería de terminar en una pérdida de balón o, como mucho, en un saque de banda, acaba convirtiéndose en una falta de Arda sobre el lateral brasileño. Una falta tan infantil como innecesaria, pero la cabeza no piensa igual cuando tus piernas llevan 90 minutos de partido y tu corazón 160 pulsaciones por minuto.

En el momento en el que el árbitro pita la falta, los jugadores del Barça se dan cuenta de lo que se les puede venir encima. El Real Madrid cuenta con un jugador importantísimo a balón parado, que año tras año se va ganando a pulso la posibilidad de convertirse en una leyenda del fútbol: Sergio Ramos. Aparte de ser considerado uno de los mejores defensas del momento, el de Camas podría ser elegido el jugador más oportunista de los últimos tiempos, pues ya son muchos e importantes los goles del andaluz en los minutos finales de los partidos.

Para el recuerdo quedarán sus goles en el minuto 93 para llevar a su equipo a la prórroga en dos finales europeas que el Madrid tenía perdidas. La primera vez en la final de Champions de Lisboa de 2014 contra el Atlético de Madrid. La segunda este mismo verano en la final de la Supercopa de Europa ante el Sevilla. En ambas ocasiones el Madrid acabó ganando sus finales.

Pero ahí no queda eso. Ramos fue también decisivo en el partido de vuelta de las semifinales de Champions de aquel año 2014, al anotar dos goles en Alemania frente al Bayern de Munich. Como también fue fundamental en la final de la misma competición en Mayo de este año al abrir el marcador en Milán (otra vez contra el Atlético de Madrid). Por no hablar de sus goles en el Mundial de Clubs de hace dos años. Todos estos goles me dan la razón en mi teoría de que los grandes jugadores aparecen cuando más los necesitan sus equipos. Y por supuesto que ninguno de estos goles es casualidad.

A pesar de que todos conocemos sus antecedentes, la historia se repitió este pasado sábado en el Nou Camp. El Barcelona coloca su línea defensiva un metro fuera del área grande. Por delante 3 jugadores del Madrid con un objetivo claro: esperar la entrada de jugadores de segunda línea antes de que Modric saque la falta para que la defensa azulgrana se hunda y de esta forma queden habilitados. Ronaldo se dirigirá al primer palo y Ramos al punto de penalti, mientras que Lucas Vázquez se encargará de bloquear a Piqué. Los bloqueos son una acción muy trabajada en deportes de contacto como el baloncesto, el balonmano o el fútbol sala. ¿Por qué se trabajan tan poco en el fútbol? Dejo ahí la pregunta porque desconozco su respuesta.

El final ya lo conocemos todos. Es fundamental en todas las jugadas de balón parado tener un buen ejecutor y el Madrid tiene en el croata un elegido para esas ocasiones. A pesar de la dificultad pienso que esta acción  puntual se podría contrarrestar de dos formas. Os dejo el corte del momento exacto para que juzguéis vosotros mismos y propongáis soluciones.