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Mi cuerpo técnico
abril 19, 2017
Recuerdo perfectamente mi primer entrenamiento con el equipo Infantil del Silva. Todas las caras allí presentes eran desconocidas para mi. No conocía a nadie. A ningún jugador. Ni siquiera a la persona que iba a trabajar conmigo el resto de la temporada, al "segundo entrenador". Lo escribo entre comillas a propósito, pues es un concepto que no me gusta mucho. Después me comprenderéis.
Unas semanas atrás, el coordinador de las categorías inferiores, Martín Tuset, "el jefe" como yo le llamo, ya tenía preparado todo el organigrama para la temporada 2016/17. Algún imprevisto de última hora provocó que yo acabase entrenando en la categoría Infantil. Conmigo estaría un tal Jesús Candal. Las referencias que me dieron de él aquel día fueron muy buenas. Pero a mi no me llegaba. Quería saber un poco más sobre él, así que me puse a investigar.
Jesús acababa de salir de los juveniles del Silva. Y además lo hacía por la puerta grande, con el brazalete de capitán. Su buen hacer dentro del campo y fuera de él había precipitado su convocatoria con el primer equipo. No sólo fue convocado, sino que jugó unos minutos en Tercera División. No recuerdo el rival, pero eso es lo de menos. Había conseguido debutar en categoría nacional con apenas 18 años.
Además de sus logros deportivos, todo lo que me cuentan desde fuera del entorno del Club sobre su personalidad y su carácter es positivo. Toda esta información me deja más tranquilo.
Sin tiempo de tener una reunión previa con él para poder conocernos mejor, me encuentro por primera vez con Jesús una calurosa tarde de 16 de Agosto. La casualidad hizo que ése fuese un día peculiar. Por la mañana habían operado de gravedad a mi hermano y yo tenía que conocer a todo el equipo por la tarde. Esperé junto a mi madre las noticias de los cirujanos. Todo había salido bien. Me voy a mi primer entrenamiento.
Si me preguntan cuál fue mi primera impresión sobre Jesús no tengo dudas. Al margen de analizarme minuciosamente durante la hora y media que duró la sesión (mis gestos, mis expresiones, mis palabras,...) me quedo con la sencillez del chaval. Se muestra como una persona humilde, dispuesta a aprender y a enseñar, ilusionado. Todo el mundo que pasa aquel día por el campo lo saluda de muy buenas maneras. Él responde con una sonrisa. La gente le tiene estima y respeto. Es un hombre de Club, que quiere lo mejor para el Silva. Aquel día salí encantado de La Catedral suponiendo la suerte que había tenido.
Conozco muchos casos de colegas que llegan a un club nuevo y les "adjudican", como en mi caso, un ayudante que no conocen. Es muy habitual en estas situaciones que la confrontación llegue tarde o temprano y alguno de los dos termine por abandonar el barco. Al fin y al cabo cada uno somos de nuestro padre y madre y a veces los intereses de dos personas no coinciden.
Mi relación con Jesús ha ido de menos a más. Si algo tengo que achacarle durante los primeros meses es la extrema distancia que ponía conmigo. No sé si por timidez o por precaución, pero tenía una barrera que era difícil de superar. A lo mejor la diferencia de edad entre nosotros tuvo algo que ver. El caso es que al principio se me hacía muy difícil llegar a él. Y no sólo en el aspecto personal, sino también en el ámbito profesional.
A medida que iban pasando los meses se producía un acercamiento. Los chavales también nos ayudaron a que ésto fuera así. Sin hablar ni siquiera del plan, Jesús adoptó desde el primer día el papel de "poli bueno" y yo el de "poli malo". Esos momentos divertidos que Jesús creaba en los vestuarios, en los entrenamientos y en los partidos fueron provocando, sin quererlo, un alto nivel de confianza entre nosotros. Este acercamiento generó un beneficio espectacular en el grupo. Nosotros lo notamos y los jugadores también.
Desde este momento fueron innumerables los debates futbolísticos entre los dos. Empezamos a hablar de fútbol a todas horas. En cada sesión de entrenamiento, en cada café en el bar, en cada pre-partido. Jesús es joven, pero sabe muy bien cómo va esto. Sabe cómo funciona un vestuario y, aunque no tiene experiencia, sabe llevarlo a la perfección. Y si hay algo que no sabe pregunta. Eso es lo que más valoro de él.
Igualmente yo le pregunto mucho sobre los aspectos relacionados con la preparación física. Como estudiante de INEF que es, está mucho más preparado que yo y siempre me echa un cable. Yo tomo nota de todo lo que aplica en las sesiones de entrenamiento y poco a poco voy aprendiendo un poco más sobre esta parcela.
Por todo esto que estoy explicando es por lo que no comparto la expresión "segundo entrenador". No creo en esa figura. En un mundo cada vez más especializado como el del fútbol creo en el trabajo en equipo. Es verdad que si las cosas no van bien alguien tiene que llevar los palos, pero creo que los méritos deben repartirse entre todos los componentes de un cuerpo técnico, tanto los éxitos como los fracasos.
A día de hoy Jesús y yo nos consultamos todo. Hablamos casi todos los días. Intentamos estrujarnos la cabeza para poder mejorar lo que el equipo precisa. Si bien al principio de la temporada tomaba yo solo las decisiones (gran error por mi parte) ahora llegamos a un acuerdo en casi todo. Muchas veces no coincidimos. Pero eso es precisamente lo que busco. No quiero a mi lado una persona que me diga SI a todo. Quiero a alguien que me ofrezca otra perspectiva, soluciones diferentes. Esa es la única manera de mejorar como personas y como entrenadores.
Nuestra relación ha crecido de tal manera que hoy en día lo puedo considerar un amigo. Y eso es muy difícil de decir por mi parte. Él se lo ha ganado. Cuando alguien comienza a decirte lo que haces mal o en qué aspectos puedes mejorar alégrate, porque esa persona quiere lo mejor para ti y te lo dice de frente.
Últimamente bromeo mucho con él. Siempre le digo que me va a tener que aguantar muchas temporadas más, porque yo siempre me iré a donde él quiera ir. Esta temporada ha sido espectacular a nivel personal. En este sentido me siento muy afortunado. El fútbol no solo me ha ofrecido la posibilidad de conocer a un gran compañero, sino a un gran amigo. Gracias por tanto Jesús.
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