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Oh capitán, mi capitán
julio 23, 2017
Éste es el nombre de un famoso poema escrito por Walt Whitman en homenaje a Abraham Lincoln, presidente de los Estados Unidos asesinado en 1865. El título del mismo se hizo famoso más de 100 años más tarde al ser el protagonista de una de las escenas cinematográficas inolvidables para la gente que vamos teniendo unos años. La película en cuestión, "El club de los poetas muertos", marcó un punto de inflexión en la juventud de la época y dicha escena en la que se pronunciaban estas palabras enseñaban al público una serie de valores cada día más olvidados: el respeto y la lealtad.
Igual que el profesor Keating en la película, la figura de un capitán en un vestuario es más importante de lo que la gente se piensa. Más allá de llevar un brazalete o de participar en el sorteo inicial antes de cada partido, el capitán es y tiene que ser una institución en el vestuario. Porque para llevar el brazalete vale cualquiera, pero para ser capitán sólo unos pocos elegidos.
Hace años, en un fútbol más romántico que el actual, el capitán de cualquier equipo era el jugador más veterano del Club. Se entendía que este jugador tenía un amor incondicional por esos colores y que sería el mejor embajador y representante del equipo. Cuando dicho jugador se retiraba el "cargo" lo pasaba a ocupar el siguiente jugador más antiguo. Y así ocurría sucesivamente.
Sabéis que soy un defensor de los valores del fútbol no moderno, pero en este punto no estoy de acuerdo. Creo que el fútbol actual ha progresado en cierta medida y ahora hay una tendencia positiva (a mi modo de ver) a la elección popular de la figura del capitán. Es más, me atrevería a decir que al capitán no se le elige, el capitán se erige como tal, ya que pienso que hay una cualidad indispensable para ejercer la capitanía con la cual se nace. Dicha cualidad es el CARISMA. Y esto amigos míos, o se tiene o no se tiene.
Si buscamos el significado de la palabra CARISMA podemos ver la siguiente definición: "cualidad o don natural que tiene una persona para atraer a los demás por su presencia, su palabra o su personalidad." Todos en nuestro día a día, en nuestra familia, en nuestro trabajo o en nuestro grupo de amigos somos capaces de reconocer a una persona carismática. Son pocos los elegidos, porque el CARISMA no se aprende. El CARISMA forma parte del ADN de una persona.
Como digo siempre el fútbol es una reproducción exacta de la vida y lo mismo que ocurre en nuestro día a día ocurre en un vestuario con más de 20 jugadores. Si tú llegas nuevo a un equipo vas a reconocer rápidamente a dos o tres jugadores que tienen un don especial en la palabra y en la forma de hacer las cosas. Esos son o deberían ser los capitanes. Llévate bien con ellos y todo será mucho más fácil. Al principio será difícil tener una relación fluída, ya que se muestran desconfiados y reacios a lo desconocido y a todo lo que sea un agente externo al Club. Es posible que te pongan a prueba. Todavía recuerdo cuando llegué a un equipo y en el primer entrenamiento hice 4 tonterías seguidas con el balón. Uno de sus capitanes, Uru (siempre pronunciando el famoso "oh capitán, mi capitán"), me dio una patada importante por detrás que me tiró al suelo. Era una forma de enseñarme a andar por el mundo. Yo era joven y él venía de vuelta. Patada más que merecida.
El buen capitán es aquel jugador que vela por el bien del equipo por encima del suyo propio. Es de los pocos jugadores que entienden el fútbol como un deporte colectivo en el que el grupo humano prevalece sobre cualquier individualidad. Como tal acatan cualquier decisión que venga de arriba. Es difícil ver a un capitán en un banquillo criticando las decisiones del entrenador o el juego de sus compañeros. Por dentro estarán enfadados, pero no lo mostrarán de cara al exterior. ¿Sabéis lo que hará un buen capitán a la semana siguiente? Entrenará más y mejor que la semana anterior. Esto es lo que deberían hacer todos los jugadores, pero sólo unos pocos tienen la capacidad de hacerlo.
De igual forma que ocurre con los jugadores, si un entrenador llega nuevo a un equipo es importante que tenga una buena relación con los capitanes. Al fin y al cabo ellos tienen un nivel de influencia importante sobre el grupo y es muy probable que le faciliten la tarea al míster como líder del vestuario. Pero del mismo modo el entrenador debe ganarse el respeto y la confianza de los capitanes a fuego lento.
A mi modo de entender los capitanes deben de ser una extensión del entrenador. Deben de tener una relación abierta y directa con el míster. Además deben de tener contacto frecuente con los distintos estamentos del Club, ya que los capitanes deben identificarse con los valores y los principios del mismo. De nada vale tener CARISMA si no eres un hombre de Club.
Ni que decir tiene que los capitanes tienen la obligación de intervenir en los momentos delicados de la temporada: mala racha de resultados, conflictos entre jugadores, conflictos con el entrenador,... Estas situaciones son comunes en todos los equipos porque las plantillas y las temporadas son muy largas. Más de 20 personas conviviendo durante más de 10 meses puede dar para mucho. En estos momentos difíciles un buen capitán dirá y hará lo oportuno, siempre en beneficio del grupo.
Este verano estoy teniendo la oportunidad de conocer buenos capitanes. Tanto en el Silva SD, con Michi Leal, Marcos Gómez, Guillermo, Cardelle y Movilla como en el Ventorrillo FS, con Alberto Buxía, Aitor y Matos. En el caso de éstos dos últimos apenas he compartido un mes de trabajo con ellos. Me han ayudado, me han asesorado y me han aconsejado todo lo posible para el bien del Vento, aún sabiendo que tenían pie y medio fuera del Club. Llegado el momento me han comunicado que tenían una oferta irrechazable desde Zamora y han hecho las maletas. Por supuesto les he dado todas las facilidades para su salida del Club y se han ido por dónde se han merecido: por la puerta grande. Solamente hay que leer las emotivas notas de despedida de ambos jugadores. El Club queda huérfano de dos grandes capitanes. Enormes dentro de la pista, pero más grandes fuera.
En las últimas semanas se está comentando en los medios de comunicación que la primera plantilla del R.C. Deportivo va a elegir a sus capitanes en la concentración veraniega de Villalba (Lugo). De los 5 capitanes con los que contaba hace un año solamente queda uno: Pedro Mosquera. Tanto Lúcas Pérez, como Lux, Laure o Álex Bergantiños han abandonado la disciplina blanquiazul. En unos días conoceremos a los sustitutos. Seguramente los jugadores ya saben quienes son y no les hará falta votación alguna. El CARISMA hará el trabajo.
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