El lanzamiento del penalti. Parte 1

El pasado domingo, día 6 de Agosto, el Silva SD recibía al Racing de Ferrol en el campo de la Grela con motivo de la eliminatoria de ...



El pasado domingo, día 6 de Agosto, el Silva SD recibía al Racing de Ferrol en el campo de la Grela con motivo de la eliminatoria de octavos de final de la Copa Diputación, un trofeo atractivo tanto en lo deportivo como en lo económico.

A pesar de haber puesto el despertador a las 9:30 para llegar con tiempo al campo, a las 7:30 de la mañana los nervios ya no me dejaban dormir más. Esto me ocurre a menudo. Me pasaba cuando jugaba y me sigue pasando viendo el fútbol desde el banquillo. Por más que quiera cerrar los ojos y evadirme, mi mente está puesta en el partido desde mucho tiempo antes de que comience. Entre otras muchas cosas imaginé qué ocurriría si el partido acababa en empate y teníamos que ir a la tanda de penaltis, como finalmente sucedió. En ese momento recordé que no habíamos entrenado esa faceta en la última sesión y me reí por dentro al imaginar el ataque de pánico que le entraría a cualquier otro entrenador si le pasase eso. En este caso ni Javi ni Esteban consideraron oportuno entrenarlo el viernes anterior y yo no podía estar más de acuerdo. Y esto es así porque respecto a los penaltis mantengo una teoría durante años de la que va a ser muy difícil moverme.

Es habitual, tanto en equipos profesionales como en amateurs, ver cómo dedican los 10 últimos minutos de la sesión previa a una eliminatoria o a una final al ensayo de los lanzamientos de penalti. La pregunta que hoy os traigo y sobre la que me gustaría escuchar vuestra opinión es la siguiente: ¿Vale para algo el entrenamiento de los penaltis?

Desde el punto de vista técnico no cabe duda de que el entrenamiento de esta acción es favorable para cualquier jugador. Me atrevería a decir que en el fútbol no existe ninguna otra acción más analítica que el lanzamiento de un penalti. La situación siempre es la misma. La ecuación es simple. No hay variables posibles. Hay un balón ubicado en un punto perpendicular al centro de la portería a 11 metros de la misma. Hay un portero encargado de defender esa portería de 7.32 x 2.44. Y hay un lanzador. No tiene más ciencia.


En cualquier otra acción de balón parado, mal llamadas acciones de estrategia, las variables que nos podemos encontrar son infinitas. Por mucho que tu equipo ensaye los córners, las faltas laterales o las faltas frontales siempre va a existir una variable en el partido que cambie las circunstancias de lo practicado en la sesión de entrenamiento: el estilo de defensa que hay que neutralizar, la altura de los jugadores de la barrera, la situación exacta desde donde se ejecuta la falta,... Todo cambia. Sin embargo en un penalti no. En un penalti la situación reproducida en un entrenamiento es la que el jugador se va a encontrar en un partido, ¿o no?

Como en cualquier deporte individual en el que el atleta lucha contra sus propios límites (atletismo, gimnasia, natación,...) el lanzamiento de penalti en el fútbol puede ser entrenado hasta la casi-perfección. Un buen lanzador de penaltis es capaz de tener una eficacia del 100% en 10 lanzamientos efectuados en una sesión de entrenamiento. A lo sumo fallará 1 de cada 10. Sin embargo estoy seguro de que este porcentaje de acierto disminuye en gran medida en la competición. ¿Por qué no existe una transferencia real del entrenamiento a la competición oficial? Quizás los elementos de la ecuación de la que hablábamos antes (balón, portería, portero y lanzador) esconden algún factor de gran incidencia sobre el resultado final, y la ecuación resulta no ser tan simple.

La respuesta a esta incógnita es sencilla: las condiciones que se dan en un partido oficial JAMÁS se van a parecer en nada a las que se dan en los entrenamientos. A nivel psicológico y a nivel emotivo-volitivo las circunstancias cambian, y mucho.

Al hilo de la pregunta que os formulaba ayer en redes sociales (cuando un lanzador no consigue gol a través de un penalti, ¿es acierto del portero o fallo del jugador?) soy de los que piensa, como la mayoría de vosotros, que tiene más incidencia el jugador que ejecuta el penalti que el portero que espera en la portería. Muchos de vosotros me decíais ayer que un penalti bien tirado es casi imposible de fallarlo. Yo voy más allá. Yo creo que el penalti bien ejecutado es TOTALMENTE imposible de pararlo. Pero para ello está claro que hay que lograr una ejecución suprema.

Para lograr una mejora en la ejecución de los penaltis durante la la disputa de un partido existen una serie de herramientas y rutinas sobre las que hablaremos en el artículo siguiente.

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