El gol de todos

Es difícil escribir cuando llevas más de un año sin hacerlo, cuando toda tu vida da un giro de 180 grados y de repente te conviertes ...



Es difícil escribir cuando llevas más de un año sin hacerlo, cuando toda tu vida da un giro de 180 grados y de repente te conviertes en padre de familia numerosa. Pero la actualidad manda, y aunque solamente sea por entreteneros durante cinco minutos, voy a intentar hacerlo, aun a sabiendas de que el resultado final puede no ser el deseado.

Hoy estamos sufriendo los efectos devastadores de un gran enemigo como es el del Coronavirus. Las calles están vacías, los bares cerrados, han suspendido el fútbol, no se escucha el bullicio típico de este país. Se nos presenta un escenario desolador pues no podemos obviar que ahora mismo estamos perdiendo esta guerra. No podemos abrazar a nuestros familiares, no podemos ayudar a los que nos necesitan y ni siquiera podemos velar a nuestros difuntos. Es una situación terrible, pero es la única manera de ganar esta batalla. Este escenario apocalíptico que estamos sufriendo nos llevará a vencer a nuestro rival.

Creo que nadie podía imaginar algo así. Al menos yo no era capaz de visualizarlo. Creo no equivocarme si afirmo que España está viviendo el peor momento de su historia reciente. Pero quiero mirar más allá. Quiero sacar alguna conclusión de todo esto. Si algo tiene de positivo el confinamiento al que estamos obligados es que estamos aprendiendo a valorar el bien más valioso del ser humano: la libertad.

En mi caso particular, además, estoy echando la vista atrás para poder recrear los grandes momentos que he tenido la suerte de vivir. Pues bien, como no podía ser de otra forma, muchos de estos momentos tienen que ver con el fútbol, con antiguos compañeros de vestuario, con los equipos a los que he entrenado, con el equipo de mis amores (que todos sabéis cual es), pero también con el equipo de todo este país que hoy está queriendo despertar de esta pesadilla.

Si me preguntan cuál fue el gol que más grité en toda mi vida no podría responder con rotundidad porque fueron unos cuantos. Pero si que puedo decir que hay uno que es especial y que ni yo ni nadie somos capaces de olvidar. Quizás no sepáis decirme dónde estabais el 11 de Julio de 2010, pero si que todos sabéis donde estabais cuando fuimos los mejores, cuando fuimos los campeones del Mundo. Y no sólo sabéis decir dónde, sino que también sabéis decir con quién. Con quién os abrazasteis, con quién lo celebrasteis, a quién llamasteis...

En mi caso tengo todo muy bien almacenado en mi cabeza. Como bien dijo Iniesta en una entrevista "el tiempo se detuvo". Y es verdad. El tiempo se nos detuvo a todos aquel día antes de que el "pequeñito" de Fuentealbilla chutase para batir a Stekelemburg. Todos contuvimos el aliento. Todos dejamos de pestañear. Y cuando aquel maldito Jabulani tocó la red de la portería del estadio Soccer City de Johannesburgo todo saltó por los aires. Creo que España jamás alcanzó un nivel de decibelios como el de aquel momento.




En todas los pueblos, en todas las ciudades, en todas las provincias, en todas las regiones... Daba igual la condición o ideología del que tenías a tu lado. Todos fuimos felices en ese momento. Todos gritamos aquel gol como si no hubiese un mañana.. Niños, jóvenes, papás, mamás, abuelos,... Desde A Coruña hasta Murcia. Desde Girona hasta Huelva. Todos fuimos uno. Todos chutamos aquel balón. El fútbol, ese deporte tan simple en el que 22 jugadores corren detrás de un balón, hizo posible lo imposible, que todos los españoles estuviéramos orgullosos de serlo.

A día de hoy, 10 años después, me sigo poniendo el partido en la televisión un par de veces al año. No quiero que mi cabeza se olvide. No quiero que aquello caiga en saco roto. Quiero seguir chutando aquel balón con la pierna de Don Andrés. Quiero seguir rememorando aquellas horas posteriores con las calles abarrotadas de gente ondeando la misma bandera, aunque sólo fuera por un día. Quiero seguir abrazando a mi padre y a mi hermano, aunque ellos ya no estén conmigo. Mi cabeza me dice que todavía lo puedo hacer. Soy capaz de visualizar sus caras de felicidad e incredulidad a partes iguales.

Hoy todos estamos privados de estos besos y de estos abrazos. Nosotros, los españoles, que somos la sociedad más cariñosa por excelencia, no podemos hacer lo que más nos gusta. Pero amig@s, esto pasará. No sé cuando, pero pasará. Y para ello tenemos que volver a jugar en equipo como en aquel minuto 116 de aquella final del 2010. Tenemos que gritar bien fuerte al vecino para que se quede en su casa. Tenemos que ser responsables e ir a la compra una sola vez a la semana. Tenemos que ser solidarios con los que nos necesitan, esos padres, hermanos, abuelos y amigos a los que abrazaste hace 10 años... Sólo así podremos meter el gol más importante de nuestra historia para poder ganar este maldito partido.

Y creedme, el final va a ser apoteósico. Gritaremos esta victoria más que aquel gol de Sudafrica. Volveremos a saltar, a bailar, a cantar... Volveremos a las calles, a las terrazas, a los bares,... Volveremos a sentirnos libres...

Así que hoy, desde mi humilde blog en el que escribo cosas, desde Al Segundo Palo sólo os pido que volvamos a ser los mejores del Mundo.

¡¡¡Mucho ánimo y mucha fuerza!!!


Pery

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